Es una boda Clásica formal. Con un estilo afín al protocolo y las pautas de la ceremonia pero menos estricto.

Para este tipo de novios la ceremonia debe reflejar el compromiso de la pareja. Los novios quieren respetar las pautas y protocolos de la ceremonia, pero consideran que la naturaleza les permite resaltar la frescura de su amor, la simbología propia del amor que se rescata en la naturaleza, los paisajes, los animales, el agua, la cercanía con las flores y los árboles.

Para los novios, siempre un jardín sublime puede acoger mejor que un salón cerrado. La identidad del matrimonio está enfocada en ese contacto con la alegría de los colores y la espontaneidad del aire libre a pesar de la formalidad existente;  pues el entorno natural: campos o mar, permite conjugar los hitos de la ceremonia y la recepción a con una situación menos rígida.

Los invitados provienen del círculo familiar y social y el desafío es que los asistentes vivan un momento de alegría y solemnidad.

Los novios habitualmente acuden a la fiesta de un modo particular ideado por ellos, en una victoria, siguiendo la ruta de las velas, en una balsa, etc.

Un episodio dentro de la celebración tan importante como el baile de los novios se realiza de un modo fuera de lo común. Los novios generan nuevas ideas al respecto y ponen su sello en este instante.

En la decoración se hacen presentes los colores cálidos y vivos, con muchas flores o arreglos frutales, una hermosa mantelería jugando con el paisaje y su entorno.

La cena o almuerzo, según se realice en la noche o el día, se caracterizan por sabores naturales y sabrosos. Pueden complementarse la mesa con el buffet.

La fiesta se puede amenizar con grupo musical u orquesta, un saxo o un violín en vivo para acompañar el cóctel o la cena es una excelente idea, siempre acorde con el ambiente natural y espontáneo que se ha dado al evento.